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JUN 12 Manuel Carrasco entra en la historia por la puerta grande de Sevilla (REVISTA)

Escrito por Esther_madrid, Madrid, domingo, 12 de junio de 2022, 17:27 (676 dias hace...)

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La espera mereció la pena. Atrás quedaban, para las más de 70.000 personas que agotaron las entradas en unas horas allá por diciembre de 2019, 31 larguísimos meses deshojando el calendario hasta llegar a la definitiva fecha señalada en rojo fluorescente: el ansiado 11 de junio. Por fin Manuel Carrasco hacía acto de presencia en el mastodóntico escenario del Estadio de la Cartuja, donde anoche brindó un magnífico concierto a la altura de la fama que le precede y que pasa desde ya a los anales de la historia de la música en directo de nuestro país por registrar el récord de asistencia a un concierto de un solo artista en España, merced a los 74.345 espectadores que se dieron cita en el recinto hispalense.


Las altas temperaturas –durante toda la jornada el mercurio estuvo por encima de los cuarenta grados– no fueron obstáculo para que desde muy temprano se registraran largas colas para acceder al estadio y los aledaños se convirtieran en un hormiguero de fans que pasaban las horas previas al anhelado inicio del show, previsto para las diez de la noche, en perfecta armonía y con un predominante ambiente festivo.

El concierto empezó con media hora de retraso, pero ni el sofocante calor ni la mencionada demora variaron un ápice la atmósfera de expectante felicidad en grado sumo que se palpaba en los prolegómenos. Era ya noche cerrada cuando el fundido a negro de las luces anunció la aparición inminente del protagonista, provocando la histeria colectiva. Una marea roja de globos que inundaba la pista y las gradas dieron una impactante bienvenida al artista. Para arrancar, un sentido canto a la ciudad acompañado por la intimidad de su piano: «Hay amores que duran para toda la vida, Sevilla, Sevilla, Sevilla», declamaba.

Admiración popular
Manuel Carrasco ha alcanzado en Sevilla las más elevadas cumbres de la admiración popular, hasta el punto de ser apreciado y querido poco menos que como una divinidad de humanas proporciones. Un aspecto muy enriquecedor para el espectáculo en sí, ya que como escribía Stefan Zweig en su imprescindible ‘El mundo de ayer’, «el artista se siente siempre más a gusto y a la vez más estimulado allá donde es valorado e incluso sobrevalorado. El arte siempre alcanza la cima allá donde se convierte en motivo vital para todo un pueblo». Por eso el concierto de anoche fue mágico, porque la conexión entre artista y público trascendió de lo puramente musical, elevando la emoción a cotas insospechadas. Y es que puede parecer un recurso de plumilla ventajista, pero es una mayúscula realidad más que patente: Manuel Carrasco y Sevilla se quieren a rabiar.

«Todo se queda corto ante lo que ven mis ojos, estamos juntos por fin. El corazón se me sale, venir a Sevilla es como una primera cita, como esa primera vez tan especial», susurraba con los sentimientos a flor de piel. «En este día histórico me gustaría destacar que quien está batiendo el récord es la ciudad de Sevilla, y no con un artista de Manchester, Nueva York o Wisconsin, con uno de aquí, de Isla Cristina».

Un coreado ‘la-la-la’ y fuegos artificiales hicieron de heraldo perfecto de ‘Hay que vivir el momento’, un tema que Manuel Carrasco estrenó hace tan solo unos días y que transmite unas inmejorables sensaciones. “Ahora es el momento y no mañana, que empiece de nuevo la función, ahora que sanó la cicatriz, escribamos juntos otra historia”. Toda una declaración de intenciones.

Casi tres horas
Entregado en cuerpo y alma, la emoción del artista onubense llegó a ser felizmente tangible en muchos momentos de las casi tres horas que duró el concierto y en las que abrazó el alma de los sevillanos y derramó alguna que otra lágrima. El cantautor derrochó autenticidad en cada uno de los versos que brotaban por las resonancias sureñas de su privilegiada garganta: a veces con claras reminiscencias flamencas, otras sonando a pasodoble del mejor carnaval, pero siempre con un sonido netamente enraizado en lo andaluz.

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El cantante de Isla Cristina sobre el escenario de la Cartuja - Juan Flores
Tras las iniciales ‘Tambores de guerra’, ‘Aprieta’, ‘Los primeros días’, se desarrollaron vertiginosos los acontecimientos. Así, sin solución de continuidad cayeron en multicolor cascada incontestables éxitos del onubense: ‘Que nadie’, ‘Mujer de mil batallas’ (dedicada a una amiga de Huelva llamada Elena), ‘Déjame ser’. A esas alturas el La Cartuja ya era presa del delirio.

Su versión de ‘El aire de la calle’, de Los Delinqüentes, puso a bailar a todo el estadio con ese tono desenfadado y canalla característico de los jerezanos y que Carrasco se lleva a su terreno acompañado solo de guitarra flamenca. Fue la antesala de una sorpresa en forma de artista invitado. El genial Raimundo Amador subió al escenario para interpretar juntos a dúo ‘Yo me quedo en Sevilla’, el tema que el guitarrista popularizó con Pata Negra. Lujazo.

'No dejes de soñar'
No había tregua. Lo de ‘No dejes de soñar’ fue realmente abrumador. Con el estadio completamente iluminado por los móviles, el artista corriendo a lo Mick Jager por la pasarela infinita del macro escenario, y un público completamente entregado coreando a capela como si no hubiese un mañana. Manuel acabó rindiéndose ante tamaño espectáculo y besó el escenario de rodillas.

‘Yo quiero vivir’ no le fue a la zaga. Acompañado de una numerosa y animada batucada y efectos varios, aumentaron el impacto de este clásico del cantante. Merece la atención resaltar la brutal producción del concierto, difícil siquiera empatar con la puesta en escena y los infinitos recursos que preparó Manuel Carrasco para esta cita. Realmente impactante durante toda la noche.

«En Sevilla hay que morir, las cosas como son», insistía sonriente y más relajado. Luego llegaría la lacrimógena ‘Prisión Esperanza’, un tema que publicó en el confinamiento y que anoche admitió que no tenía clara la conveniencia de cantarla en la gira o no. "Encontré una razón de peso para poder cantarla, y era dedicándosela a los que han estado ayudando en los momentos más complicados y a todos los que se marcharon y nos dejaron para siempre", confesaba desde el piano. La remató llorando a lágrima viva con su hija en brazos.

Ya en los bises, más tralla. ‘Me dijeron’, ‘Fue’, ‘Uno x uno’, ‘Amor planetario’, ‘Tan solo tú’ y una exquisita bulería dedicada, una vez más, a Sevilla. Pasada la una de la madrugada Manuel Carrasco entonaba ‘Qué bonito es querer’, un bello canto a la amistad con el que el de Isla Cristina abrochaba el día más importante de su exitosa carrera entre vistosos fuegos artificiales.

FUENTE Y ENLACE A LA NOTICIA:SEVILLA ABC.ES

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