
JUN 30 4 bodas y un recital: El gran cierre de la gira de Manuel Carrasco en el Bernabéu (REVISTA)
Este sábado Manuel Carrasco transformó el estadio Bernabéu en un corazón. Lo tiñó de rojo, y lo hizo palpitar con intensidad al lanzar su última flecha.
La emoción del show fue la de un cantante y su público cumpliendo un sueño, inmersos en un estado de trance donde intentaban creer que lo que estaban viviendo era real.
Para Carrasco, el chico onubense que comenzó su carrera a los 21 años en Operación Triunfo y que este sábado se convirtió en el primer español en cantar en el nuevo Bernabéu, este evento significó algo similar a "ganar la Champions League". Pero no fue el único sueño que se hizo realidad; el cantante compartió ese momento con algunas de las 954 parejas que enviaron la solicitud para pedir matrimonio durante el show.
Esa misma noche, las pantallas mostraron historias de amor que se hacían realidad, como la de Alberto, madridista, y Cristina, manuelista. Entre la multitud, las cámaras enfocaron a Alberto arrodillándose frente a Cristina para pedirle matrimonio mientras Carrasco cantaba de fondo. También se vio a Verónica y Vidal celebrando su amor frente al estadio, a Víctor y Alba declarando su amor de toda la vida en medio de la multitud, e Isabel y Chiqui compartiendo su compromiso durante el show, añadiendo capítulos emotivos a la velada.
Lo de Carrasco es una sucesión de récords. Su historia comenzó en Operación Triunfo y desde entonces ha forjado una exitosa carrera que incluye nueve álbumes de estudio y numerosos hitos. En 2022, marcó un hito al reunir la mayor audiencia en un concierto de un solo artista en vivo en España, con 74,345 personas en la Cartuja. Ahora, repitió el éxito al llenar completamente un estadio de 65,000 personas en el Bernabéu.
El colofón de la gira "Corazón y flecha" se asemejó, en términos de despliegue escenográfico, a las puestas en escena de la banda británica Coldplay, con globos de colores, pirotecnia, pulseras con luces y carteles. Sin embargo, esta experiencia fue aún más inmersiva, convirtiendo al público en protagonista de lo que parecía una comedia romántica. Fue una verdadera obra cinematográfica, donde sucedieron, como mencionó Carrasco, "muchas cosas inverosímiles" durante su última noche.
La noche estuvo repleto de sorpresas y destacadas colaboraciones. En "Ayer noche", la primera invitada fue Niña Pastori, quien se declaró ante el cantante diciendo: "Yo soy tuya, Manuel". Luis Fonsi también estuvo presente, colaborando en un remix de "Coquito" y "Échame la culpa". Malú se unió para interpretar "Que nadie". Otra sorpresa memorable fue la participación de Juanes, con quien interpretó "Ya no" y luego "A dios le pido".
Después de emocionar con "No dejes de soñar", la canción que conmovió a los 65,000 asistentes y llenó el estadio de luces amarillas y celestes, Carrasco invitó a alguien muy especial: "su hermano de Colombia", Camilo. Juntos interpretaron "Salitre" y lo fusionaron con "Una vida de rico".
El artista también interpretó su nueva canción "La reina del baile", recibida por el público con entusiasmo y baile. Es una rumba en toda regla, una canción que hipnotiza con su ritmo y la melodía de las trompetas.
La sensibilidad de Carrasco se elevó en una improvisación con la guitarra y un ritmo flamenco. Aprovechó su gran momento para expresarse sobre la realidad. Además de alzar la bandera del orgullo, se pronunció sobre la guerra, diciendo: "Si la política sirve para cambiar el destino, no sé qué esperan para acabar con el llanto de los niños palestinos". Además, le dedicó "Libélula" a Elena Huelva, la influencer que falleció de cáncer.
Carrasco se entregó por completo a su público durante casi tres horas de concierto, deslumbrando no solo con su vitalidad sobre el escenario, sino también con su humildad, reflejada en el brillo de sus ojos y en una sonrisa que no se desvaneció. Antes de despedirse, compartió con sinceridad: "No hay secreto ni talismán; el verdadero tesoro son ustedes, que han venido a acompañarme". Y reiteró antes de partir: "Yo, que estaba destinado a caminar sin elevar mucho el paso, aquí estoy volando bajo un cielo de estrellas con nombres y apellidos, que son todos ustedes".
El público respondió con devoción. Familias enteras, algunas con camisetas de la gira que habían viajado especialmente para presenciar el espectáculo, otras que consideran la canción "Qué bonito es querer" como su himno familiar. Amigas como Lucía y Tatiana, que conocían cada letra y se deslumbraron con el carisma y los outfits del cantante, suspiraban: "Es nuestro Elvis o nuestra Taylor Swift".
Definitivamente, la última flecha de Carrasco en el Bernabéu, será una marca difícil de borrar.
FUENTE Y ENLACE A LA NOTICIA:EL MUNDO
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